Pablo Iglesias disfrazado de Mujer del Leño
Cuando el uso político de la cultura fan se vuelve en tu contra
El vídeo de
Pablo Iglesias parodiando a la Mujer del Leño de Twin Peaks funciona muy bien en un único nivel: el de los que recuerdan
vagamente la serie. Había una mujer, llevaba un leño, hablaba y
vestía raro… En ese punto, el líder de Podemos consigue su objetivo: es
“tronchante”, “hilarante”, y protagoniza “un divertido vídeo”, para los
titulares. Conecta con el runrún sobre el regreso de la serie este mismo año
-el propio Iglesias lo recuerda en el vídeo- y se sube a un fenómeno pop antes
de que suceda.
El tuit de Pablo
Iglesias: He querido hacer un homenaje a Twin Peaks
para recordaros que todavía podéis inscribiros en Podemos.
Porque su
“homenaje” es una
ocurrencia de noche de juerga en casa rural, uno que encima
escoge el personaje que más difícil lo tiene para regresar en 2017 (porque la
actriz Catherine Coulson murió).
Para ir al
fenómeno tuit más popular, es lo mismo que cuando Ramón Espinar se sube al peor
carro posible -lanzar un mensaje político tras la muerte de Carrie Fisher- con un mensaje de los de triple facepalm
tirando (mal) de Princesa Leia.
El tuit de Ramón
Espinar: Leia dejó la monarquía y se pasó a liderar una rebelión.
Queremos más princesas así
Con este tuit el fan de Star Wars lo ve todo rojo
oscuro y patea el peluche de Yoda hasta Lisboa. Pero la inmensa
mayoría puede pensar que sí, es algo de mal gusto. Pero por la muerte de
Fisher, no porque el tuit no tenga maldito sentido dentro del universo Star
Wars. Así que es una guerra en la que el aficionado lleva, de momento, las de
perder frente al gran público.
Pero quizás el
mejor ejemplo es esto que tuiteó alegremente Tania Sánchez, que junta al Batman
de DC (Warner) con el universo Marvel (Disney) y que provocó convulsiones a más
de uno:
El tuit de Tania
Sánchez: Porque con amigas llegamos más lejos,
necesitamos un Podemos plural y proporcional
Entre otras
cosas porque, dejando de lado que sean de universos distintos, en los cómics
Batman no pelea solo desde hace años. Tiene una Batfamilia bastante plural, que
ha ido desde una Batwoman lesbiana o una Oráculo discapacitada hasta un Robin
afroamericano, otra Robin femenina y un diverso etcétera. Pero los cómics los
leen un puñado de personas y el espectador medio de cine no distingue que Batman y Capitán
América pertenecen a empresas distintas.
Los juegos de
Podemos buscan demostrar que participan del mismo contexto que nosotros. De
forma más o menos desacertada, encabritando al fan, pero apuntando en la
dirección de la cultura que consumimos en masa. Pero resulta falso y torpe cuando se hace
invadiendo una cultura o un lenguaje que no dominas. Iglesias,
por ejemplo, habría hecho un papel mejor si su parodia la hubiese hecho delante
de esa misma chimenea vestido de Jon Snow, porque nadie duda que conozca ‘Juego
de Tronos’ más que ‘Twin Peaks’.
Por supuesto,
hay otra opción: mantener siempre la distancia y convertirse uno mismo en
cultura pop cuando la ocasión lo requiera.
Otro hito
pop: meter el lenguaje tuitero en las Cortes. Y el doble de horrible porque
sólo lo entiendes tú y los que son tan fans como tú.
Los que
tenemos más de 60 años esto nos suena a cachondeo, en que estamos en cosas
serias o en el país de las maravillas.