Dicen los independentistas
catalanes:
Cataluña es una nación oprimida por España. Castilla (después transformada
en España) se anexionó a la nación catalana en 1479, dándole un barniz de
"unión dinástica".
Para demostrar que mienten vamos a emplear el discurso del método de René
Descartes, parte segunda primera regla:
1.-
Lo primero, no admitir jamás cosa alguna como verdadera sin haber conocido con
evidencia que así era.
Dicen los independentistas catalanes que Cataluña
es una nación oprimida por España. Y que Castilla (después transformada en
España) se anexionó a la nación catalana en 1479.
Lo de que Cataluña esta oprimida cae
por pura lógica, no necesita discusión
Y que Castilla (después transformada en España) se anexionó a la nación
catalana en 1479, lo vamos a razonar.
Cataluña
jamás existió como nación en el siglo XV - un concepto aún no vigente pues hasta finales del siglo XVIII no consta noticia
escrita de que hubiera ni una sola nación y menos la Catalana.
Ni lo es, ni lo fue nunca, por mucho que se insista en decir lo contrario. La historia es clara y terminante, pero un grupo de ignorantes y radicales, impulsados por unos políticos sin conciencia y sin honor, asumiendo el viejo principio goebbelsiano de que «una mentira repetida un millón de veces se convierte en una verdad», insiste machaconamente en la realidad nacional histórica de Cataluña, lo cual es absolutamente falso. No sé bien por qué ni desde qué extraños e incomprensibles intereses se insiste en tal insensatez, la cual, además, es contraria a los verdaderos intereses tanto morales como materiales de la propia Cataluña.
2.-
El segundo, en dividir cada una de las dificultades que examinare, en tantas
partes fuere posible y en cuantas requiriese su mejor solución.
Cataluña jamás existió
como nación ni como Estado. En 1700 Cataluña era un Principado, sí, un
territorio con instituciones propias, sí, pero integrado en la Corona de Aragón
y en consecuencia en España. Pero ni era un Estado soberano ni era una nación.
Las Cortes eran estamentales y como tales no representaban soberanía nacional o
popular alguna - estamos antes de la revolución francesa - sin a los tres
estados: el clero, la nobleza y tercer estado. Tampoco existía una opinión
pública catalana, porque la opinión pública como tal no surge sino hasta
finales del XVIII, como todo el mundo sabe.
3.-
El tercero, en conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos
más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, gradualmente,
hasta el conocimiento de los más compuestos, e incluso suponiendo un orden
entre los que no se preceden naturalmente.
Leyendo a cuatro historiadores catalanes de indudable
prestigio saco estas conclusiones, que aquella no fue una guerra de secesión
sino de sucesión, que el mayor valedor del archiduque de Austria frente al
borbón fue el almirante de Castilla, que el austracismo catalán no fue
inmediato; hasta el punto que, con motivo de la boda de Felipe V en Barcelona,
se produjo una eclosión de panegíricos catalanes como los de Joan Bac o
Raimundo Costa. Nadie cuestionó la legitimidad de Felipe V en Cataluña hasta
que en 1703 emerge la alianza internacional anti francesa y pro austriaca. Los
actores españoles no fueron más que actores sucursalizados de las grandes
alianzas internacionales, también es falso la afirmación de que Felipe V
incorpora Cataluña a Castilla mediante el derecho de conquista. Primero, no la
incorpora a Castilla. Segundo, se sabe que Barcelona fue inicialmente leal a Felipe V
y que fue asediada por una escuadra internacional anglo portuguesa dos veces:
en 1704 y el 1705, por cierto esta última vez lanzando nada menos que 6000
bombas sobre la ciudad, que cayó finalmente en manos austracistas. Derecho de
conquista.
Repito: fue una guerra de sucesión, no de secesión. Y lo que había en Cataluña
no era un sentimiento antiespañol, sino anti francés. Ya lo dijo D. Rafael de
Casanova: "Por nosotros y por la nación española peleamos".
4.-
Y el último, en hacer en todo recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales,
que llegase a estar seguro de no omitir nada.
Desgraciadamente, no todo
el dinero recaudado en Cataluña redunda en beneficio de los catalanes: ya; ya
se ocupan algunos cuando están en el poder de que eso no ocurra: caso Millet,
Santa Coloma, Prenafeta, ITV, el contrabando de tabaco del conceller de ERC,
las cartas de extorsión a los trabajadores de la Generalitat pidiéndoles un
porcentaje de su salario para ERC - por cierto que el Sr. Vendrell fue luego
ascendido a Consejero - los sueldos exorbitantes de los Presidentes de las
Diputaciones - Lérida y Gerona - las colocaciones de ex políticos en empresas
del sector público catalán, los gastos desorbitantes para tunear vehículos
oficiales ...todo muy ejemplar: Si Rafael Casanova levantara la cabeza...y
viera lo que hacen en nombre de Cataluña...y viera cómo han dilapidado aquél
enorme patrimonio de la Transición que era el antiguo liderazgo catalán de una
nación de 40 millones de habitantes, con sus mercados, con sus relaciones
internacionales, cuarta economía de la zona euro, ... Si levantara la cabeza y
se preguntara: ¿El expolio? Con toda probabilidad les contestaría: El expolio
de Cataluña son los independentistas.
Opinión
La genuina
razón para repudiar a los separatismos no es de orden económico, político o
filosófico, sino moral. El independentismo se antoja éticamente rechazable no
por el modo en que pudiera alterar la balanza comercial o por cómo modificaría
las principales magnitudes del PIB. Si hay que combatirlo no es por eso, sino
porque pretende obligar a muchos seres humanos a adoptar decisiones que bajo
ningún concepto ellos desearían tomar. El secesionismo resulta perverso porque
ansía forzarnos a elegir entre identidades que forman parte de nosotros mismos.
No solo aspira a romper el marco legal, también quiere desgarrar a las
personas. Para un nacionalista el mundo se divide en naciones; las naciones, a
su vez, deben ejercer el derecho a la autodeterminación; y la autodeterminación
exige acceder a la condición de estado. Pero, si bien se mira, el rasgo más
singular de las naciones es que no existen.
En definitiva, ni la lengua, ni las costumbres, ni las consideraciones de índole geográfica, étnica, comercial o sentimental alguna son las notas constitutivas de una nación. La nación surge de las circunstancias políticas que la forman y la tipifican y, por ello, es tan ridículo decir que Cataluña y Vascongadas son naciones, como atribuir a Ginebra o a Zúrich igual calificativo, pues, a pesar de las enormes diferencias que existen entre la región ginebrina y la zuriquesa, no hay allí otra nación que la nación Suiza, que es quien políticamente las une y las vertebra.
En el reino de la naturaleza abundan las piedras,
las hormigas, las montañas, las sardinas, los calamares, las nubes, los ríos,
las gentes con sus infinitas lenguas, costumbres y tradiciones más o menos
ancestrales. En el universo tangible hay de todo; de todo menos naciones. De
ahí que, antes de que hiciera su aparición el primer nacionalista sobre la faz
de la Tierra, acontecimiento que se produjo hacia finales del siglo XVIII, no
constase noticia escrita de que hubiera ni una sola. Siempre, claro está, que
no pretendamos tomar por verdaderas naciones a las diversas cofradías de
estudiantes y profesores de las universidades medievales, que tal era el
significado primigenio de la voz «nación». Y es que las naciones, todas, han
sido creación del nacionalismo, no viceversa. Y para engendrarlas necesitó un
instrumento llamado estado. Nada más peregrino, entonces, que sostener la
imaginaria existencia de naciones sin estado. Nunca ha habido tal cosa.
"Hablamos de democracia y quienes desafían a la
democracia están fuera del marco legal, que solo hay uno", ha indicado
Rivera, quien ha comentado que CiU, ERC e ICV han ocultado las resoluciones de la UE sobre la independencia de territorios de un Estado miembro. "
La UE solo admite países democráticos" y esta resolución que se presenta en el Parlament, a su juicio, pone de manifiesto que España no lo es.
"Tarde o temprano llegará un Gobierno catalán que respete la Constitución", ha afirmado el líder de C's, que ha criticado que se quiera comparar a Cataluña con el Sáhara o Kosovo.
Por
eso, cuando Más posea su estadito, el siguiente objetivo será inventar la
nación catalana.