14 de junio de 2013

LA NECESARIA DEMOCRACIA INTERNA





LA NECESARIA DEMOCRACIA INTERNA DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS ESPAÑOLES
 

El régimen de los dos partidos mayoritarios esta degenerando en una “oligarquización” y nos quieren hacer creer que la casta a la que pertenecen es un peaje que deben pagar los ciudadanos si quieren democracia.
 
 

 
Ya en 1911 el sociólogo alemán Robert Michels con extraordinaria clarividencia hablaba de la burocratización de los partidos como “la ley de hierro de las oligarquías de los partidos políticos”, y explicaba la misma como inevitable a causa de la propia naturaleza humana. Con ello quisiera primeramente subrayar que esta burocratización no es un mal propio de nuestra democracia, sino que viene siendo una característica común e histórica en todas las democracias parlamentarias y procede fundamentalmente de la imperfección de la condición humana.
Lo que probablemente sí falla en España es que no existe una disciplina jurídica precisa de la forma en que han de organizarse internamente los partidos políticos. La Constitución se limita a proclamar que su creación y el ejercicio de su actividad serán libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley y a requerir que su estructura interna y su funcionamiento sean democráticos, pero las previsiones de la Ley de Partidos Políticos son escuetas al respecto. Esto en la práctica se ha traducido en que los estatutos de todos los partidos ofrecen procedimientos democráticos más o menos satisfactorios desde un punto de vista técnico, pero que a falta de una regulación jurídica más precisa se ha terminado imponiendo esa “ley de hierro” de la que ya en 1911 nos hablaba Robert Michels.
 
 
Michels cuenta con una extensa obra como sociólogo. Estudia partidos, sindicatos y, ya en su época fascista, el nacionalismo.
En su obra Los partidos políticos, formula la ley de hierro de la oligarquía, con la que afirmaba que "tanto en autocracia como en democracia siempre gobernará una minoría", la idea básica es que toda organización se vuelve oligárquica.
Los líderes, aunque en principio se guíen por la voluntad de la masa y se digan revolucionarios, pronto se emancipan de ésta y se vuelven conservadores. Siempre el líder buscará incrementar o mantener su poder, a cualquier precio, incluso olvidando sus viejos ideales.
Por eso, las organizaciones políticas pronto dejan de ser un medio para alcanzar determinados objetivos socioeconómicos, y se transforman en un fin en sí mismo (desplazamiento de objetivos).
La "Ley de hierro de la oligarquía" se basa en tres argumentos:
- En primer lugar, cuanto más grandes se hacen las organizaciones, más se burocratizan, ya que, por una parte, se especializan; y, por otra, deben tomar decisiones cada vez más complejas y de una forma más rápida. Aquellos individuos que conocen cómo tratar los temas complejos con los que se enfrenta la organización se van volviendo imprescindibles, formando la élite.
- En segundo lugar, se desarrolla una dicotomía entre eficiencia y democracia interna; de modo que para que la organización sea eficiente necesita un liderazgo fuerte, en detrimento de una menor democracia       interna.
- En tercer lugar, la propia psicología de las masas hace deseable el liderazgo, puesto que son apáticas, ineptas para resolver problemas por sí mismas; son agradecidas con el líder, y tienden al culto de la personalidad. Su única función sería, pues, la de escoger de vez en cuando a sus líderes.
 

Es imprescindible,  que se plantee una modificación de la actual Ley Orgánica de Partidos Políticos para exigir de una vez por todas que todos los partidos en España tengan un funcionamiento democrático y dejar así de ser una democracia de partidos con partidos sin democracia. Esta modificación puede además suponer un paso sustantivo en la transparencia de los partidos y un eficaz control previo de casos de corrupción como los que actualmente estamos viviendo.
He comenzado con alusión a Robert Michels y quiero terminar con las palabras del que fue cuarto presidente de los Estados Unidos James Madison,  que escribió en 1787 y que tras casi dos siglos y medio más tarde siguen hoy teniendo vigencia: “Si los hombres fuesen ángeles, el gobierno no sería necesario. Si los ángeles gobernaran a los hombres, sobrarían los controles del gobierno. La dificultad estriba en organizar y controlar a un gobierno administrado por hombres para los hombres”. Una dificultad para la que tenemos que buscar soluciones, soluciones que tenemos que exigir a los políticos  que nos gobiernan.
 
JClemente

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