LA NECESARIA
DEMOCRACIA INTERNA DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS ESPAÑOLES
El
régimen de los dos partidos mayoritarios esta degenerando en una
“oligarquización” y nos quieren hacer creer que la casta a la que pertenecen es
un peaje que deben pagar los ciudadanos si quieren democracia.
Ya en 1911 el
sociólogo alemán Robert Michels con extraordinaria clarividencia hablaba de la
burocratización de los partidos como “la ley de hierro de las oligarquías de
los partidos políticos”, y explicaba la misma como inevitable a causa de la
propia naturaleza humana. Con ello quisiera primeramente subrayar que esta
burocratización no es un mal propio de nuestra democracia, sino que viene
siendo una característica común e histórica en todas las democracias
parlamentarias y procede fundamentalmente de la imperfección de la condición
humana.
Lo que probablemente
sí falla en España es que no existe una disciplina jurídica precisa de la forma
en que han de organizarse internamente los partidos políticos. La Constitución
se limita a proclamar que su creación y el ejercicio de su actividad serán
libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley y a requerir que su estructura
interna y su funcionamiento sean democráticos, pero las previsiones de la Ley
de Partidos Políticos son escuetas al respecto. Esto en la práctica se ha
traducido en que los estatutos de todos los partidos ofrecen procedimientos
democráticos más o menos satisfactorios desde un punto de vista técnico, pero
que a falta de una regulación jurídica más precisa se ha terminado imponiendo
esa “ley de hierro” de la que ya en 1911 nos hablaba Robert Michels.
En su obra Los partidos
políticos, formula la ley de hierro de la oligarquía, con la que
afirmaba que "tanto en autocracia como en democracia siempre gobernará una
minoría", la idea básica es que toda organización se vuelve oligárquica.
Los líderes, aunque en principio
se guíen por la voluntad de la masa y se digan revolucionarios, pronto se
emancipan de ésta y se vuelven conservadores. Siempre el líder buscará
incrementar o mantener su poder, a cualquier precio, incluso olvidando sus
viejos ideales.
Por eso, las organizaciones
políticas pronto dejan de ser un medio para alcanzar determinados objetivos
socioeconómicos, y se transforman en un fin en sí mismo (desplazamiento de
objetivos).
La "Ley de hierro de la
oligarquía" se basa en tres argumentos:
- En primer lugar, cuanto más
grandes se hacen las organizaciones, más se burocratizan, ya que, por una
parte, se especializan; y, por otra, deben tomar decisiones cada vez más
complejas y de una forma más rápida. Aquellos individuos que conocen cómo
tratar los temas complejos con los que se enfrenta la organización se van
volviendo imprescindibles, formando la élite.
- En segundo lugar, se
desarrolla una dicotomía entre eficiencia y democracia interna;
de modo que para que la organización sea eficiente necesita un liderazgo
fuerte, en detrimento de una menor democracia interna.
- En tercer lugar, la propia
psicología de las masas hace deseable el liderazgo, puesto que son apáticas,
ineptas para resolver problemas por sí mismas; son agradecidas con el líder, y
tienden al culto de la personalidad. Su única función sería, pues, la de
escoger de vez en cuando a sus líderes.
Es imprescindible, que se plantee una modificación de la actual
Ley Orgánica de Partidos Políticos para exigir de
una vez por todas que todos los partidos en España tengan un funcionamiento
democrático y dejar así de ser una democracia de partidos con partidos sin
democracia. Esta modificación puede además suponer un paso sustantivo en la
transparencia de los partidos y un eficaz control previo de casos de corrupción
como los que actualmente estamos viviendo.
He comenzado con
alusión a Robert Michels y quiero terminar con las palabras del que fue cuarto
presidente de los Estados Unidos James Madison, que escribió en 1787 y que tras casi dos
siglos y medio más tarde siguen hoy teniendo vigencia: “Si los hombres fuesen
ángeles, el gobierno no sería necesario. Si los ángeles gobernaran a los hombres,
sobrarían los controles del gobierno. La dificultad estriba en organizar y
controlar a un gobierno administrado por hombres para los hombres”. Una
dificultad para la que tenemos que buscar soluciones, soluciones que tenemos
que exigir a los políticos que nos
gobiernan.
JClemente
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