Del chivatazo a ETA al silencio de los corderos
Un silencio espeso.
Un malestar profundo. No hay círculo policial en el que no se tuerza el gesto cuando
alguien, con mayor o menor intención, pone encima de la mesa el caso Faisán. Si, ese caso en el que agentes del Cuerpo Nacional de Policía
dieron un chivatazo al aparato de extorsión de ETA en el momento en que Zapatero hablaba con los terroristas y el día que iba a recibir el apoyo a su 'proceso de paz' por parte del PNV.
Y es que, por una razón o por otra, tanto en
esos ámbitos de la seguridad como en los políticos se trata de echar un manto de silencio. Los primeros que lo sufren son los dos propios procesados; el jefe
superior y el inspector jefe. Son muchos los que desaprueban su presunta
participación en un hecho visto por todos como una colaboración con ETA. Pero también hay un importante sector que defiende su inocencia,
pero evita hablar con ellos por el famoso 'qué dirán'. Entre todos estos, muchos mandos policiales, por cierto.
Pero si el silencio policial es
espeso y comprensible (no en vano este episodio ha dañado mucho la imagen de un
Cuerpo con una gran valoración social), el político es cada vez menos entendible.
Desde el minuto uno
que saltó el escándalo, desde las filas socialistas se ha tratado por activa y
por pasiva de esquivar el asunto. Lógico. Pero al choque iba un día sí y otro
también el PP, que hizo casus belli de
este episodio, con un fuerte respaldo de las víctimas del
terrorismo.
Los interrogatorios periodísticos y políticos tanto a Rubalcaba como a su número dos en Interior, Antonio Camacho, les hicieron perder en algún momento los nervios. Incluso, la semana pasada, Camacho casi estuvo a punto de nuevo
de acabar con su siempre aparente serenidad cuando fue interrogado por el
procesamiento final de los que fueron sus subordinados.
Pero el silencio, ahora, se ha hecho extensible también
al Partido Popular. La lógica imponía que tras la confirmación del procesamiento de los
dos supuestos autores materiales del chivatazo, desde las filas populares se reclamaría la responsabilidad
política de los que
fueron los jefes políticos de estos policías, que alguien hubiera hecho una valoración más allá de la
estrictamente judicial sobre estos hechos, que de nuevo se reclamaran
explicaciones sobre el caso Faisán a los que en el momento en que se produjo la
delación estaban al frente del Ministerio del Interior (Rubalcaba y Camacho) o
de La Moncloa (Zapatero). Pero no. Desde las filas de la formación que arropa
al Gobierno, silencio.
Tampoco se ha notado
una excesiva presión mediática para que
ese silencio se rompiera. Se quedó en segundo plano el procesamiento de estos
agentes ante la avalancha informativa procedente de Cataluña. En fin, parece
que algunos, ya convencidos del llamado 'nuevo escenario', han decidido ya pasar página en un
asunto al que, sin duda, le queda mucho recorrido.
Estamos pendientes
de cuáles serán los delitos por los que respondan los acusados, pero ya hay
voces que hablan, de momento por detrás de las cortinas, de la posibilidad de indultos,
esa gran arma con que cuentan los ejecutivos.
Pero hay
otras voces (y no pocas, y no de menor nivel) que entienden que este caso está muy cojo; porque es
metafísicamente imposible que dos policías dieran un chivatazo a ETA si no
fuera siguiendo órdenes.
Y esas voces creen (algunas temen) que durante la sesión el juicio oral pueda
haber sorpresas.
Y que entre las sorpresas puede ser que alguno de los procesados tire de la manta y
pueda desvelar claves de lo que pasó aquel 4 de mayo de 2006, si, no me he
equivocado... 2006. Y pueda decir que recibió
órdenes de alguien... Y diga quien fue ese 'alguien'. Y abrir en pleno
procedimiento el melón
de una responsabilidad política. Quizá por ello, al menos uno de estos agentes
recibe llamadas cercanas,
cariñosas, casi fraternales, de personas que pueden sentirse amenazadas.
Tengo la impresión
de que, pese a que a los dos partidos mayoritarios, por una razón u otra, este
caso les incomoda y mucho, el chivatazo del bar Faisán
tiene muchas cuentas
abiertas. Llevamos más de
seis años... Aún será más largo e interesante. Tiempo, tiempo....
La
idea de la democracia era que habiendo muchos partidos se consiguiese un
balance de poder, pero la realidad aquí en España es otra, los dos partidos
fuertes que hay PP y PSOE, en todos los casos de corrupción y de escándalos políticos
que hubo y que hay, al final terminan pactando, será este un caso más.
QUITEMOLES LAS
CARETAS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario