12 de noviembre de 2012


¿Para que coño queremos el senado?

 Hoy al leer que el Senado Español se gasto nada menos que 448.819,25 €uros en una nueva pagina Web me he puesto a pensar.

¿Para que coño queremos el senado?

Noruega, Suecia, Dinamarca, no tienen Senado; Alemania sólo 100 senadores y EEUU un senador por cada estado.
Los grandes teóricos del derecho internacional y constitucional opinan que es una cámara innecesaria, prescindible y que está en extinción… Entonces, ¿por qué nosotros tenemos que mantener a 266 senadores? Si no hubiese Senado, España ahorraría 3.500 millones de euros cada año.

En España, las leyes que van al Senado vuelven al Congreso, que puede deshacer, lo que el Senado ha resuelto. Así que, ¿para qué sirve el Senado? Para nada.

Y para eso mantenemos a 266 senadores.

La llaman Cámara de representación territorial, y bajo ese paraguas se refugian 266 senadores que reciben una asignación básica de 3.126,52 €uros mensuales de sueldo base, al que hay que sumar los complementos en función del cargo que ocupan en el Senado, las dietas por asistir a las sesiones, más lo que se llevan por el cargo que ya ejercen en otra Administración. Llegan a cobrar por encima de 5.000 €uros  los senadores que residen fuera de Madrid entre salario y dietas, seguridad social aparte claro está. No hay incompatibilidad alguna. Por ejemplo: se puede ser presidente de un Parlamento autonómico y además senador. Se puede ser alcalde de una gran ciudad y además senador. Así, sin despeinarse. Imagínense ustedes los sueldos de sus señorías. No hay calculadora que lo resista.

Eso sí, los planes de ajuste y los recortes son para los pensionistas, los funcionarios, las empresas que cierran y despiden a sus plantillas, los jóvenes sin empleo con subvenciones en el aire o los jóvenes mileuristas que rezan porque se les renueve su contrato basura. Mientras esto pasa en España, ¿por qué tenemos que mantener a estos señores con unos ingresos desmesurados y con una ocupación sin trascendencia para el país? No sabemos qué hacen, para qué sirve lo que hacen, ni quiénes son los que ocupan esos 266 escaños. Los senadores pasan la legislatura en silencio, totalmente desapercibidos. Les ha tocado la lotería del servilismo a sus partidos, el agradecimiento a los servicios prestados en un retiro bien pagado y discreto, y por eso callan y no aparecen casi nunca en la prensa. Sus nombres solo salen un día cada cuatro años en una papeleta junto a las siglas de un partido político.

Ya que ellos no se van a ir, en las próximas elecciones deberíamos coger el sobre sepia del Senado, elegir una papeleta de una opción política; y, sin marcar cruz alguna (en blanco), introducirla en el sobre cerrado y depositarla en la urna. Fácil, ¿no?

Si somos muchos los votantes que elegimos esta opción (por pura coherencia, por puro sentido común) no saldrán elegidos senadores los nombres que han determinado los partidos políticos para vivir del cuento durante cuatro años. Si echamos las papeletas del Senado en blanco se podría eliminar una Cámara obsoleta que no representa a nadie, salvo a ellos mismos y sus propios intereses.

Les recuerdo que durante la Segunda Republica Española quedó suprimido el Senado, decisión adoptada en la sesión de 27 de octubre de 1931, por 150 votos contra 100. Tras perder la votación, Ángel Ossorio y Gallardo acusó a los diputados conservadores y agrario, que se habían retirado del Parlamento, de no haberle apoyado para impedir el triunfo del unicameralismo que preconizaban los Socialistas.
Aquellos socialistas eran……

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