Esta beligerante dictadura amenaza
rutinariamente con convertir Seúl, la capital de Corea del Sur, en un “mar de
fuego”. Y en videos recientes se ha amenazado a Estados Unidos con la
aniquilación nuclear.
El joven líder Kim Jong-un
está presidiendo una administración que muestra un patrón peligroso.
Con el paso de los años,
Corea del Norte ha atacado repetidamente objetivos militares y civiles aliados,
incluidos los intentos de asesinato del presidente surcoreano, volar un avión
de pasajeros civil, derribar un avión de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y
capturar un buque de la Armada de Estados Unidos. Este mes, Corea del Norte
anuló el armisticio que puso fin a la Guerra de Corea, acercó su artillería a
la zona desmilitarizada y advirtió a los surcoreanos de que evacuaran las islas
fronterizas.
Todo esto sugiere que hay
mayores posibilidades de otro ataque (quizá inminente) contra objetivos
militares y civiles surcoreanos. Corea del Norte anunció el martes que había
puesto a todas sus fuerzas de artillería y cohetes en el estado de alerta más
elevado de tiempos de guerra, incluidas aquellas unidades “asignadas para
atacar las bases del agresor imperialista americano en el territorio
continental de Estados Unidos, Hawái, Guam y en otras zonas operacionales del
Pacífico, así como todos los objetivos enemigos en Corea del Sur”.
El presidente surcoreano,
Park Geun-hye, ha prometido responder contundentemente al próximo ataque
norcoreano, así como que Seúl debería contraatacar la próxima vez que Corea del
Norte realice un ataque. No hay duda de que si sus ataques no tienen
consecuencias, el norte continuará llevándolos a cabo.
Evidentemente, una
respuesta más firme por parte de Corea del Sur podría significar una escalada
del conflicto, por lo que Estados Unidos debe estar preparado para unirse a su
aliado. En realidad, ya estamos comprometidos. El 22 de marzo, Washington y
Seúl firmaron un Plan Conjunto Contra la Provocación para hacer frente a los
ataques norcoreanos de nivel táctico. El plan proporciona una “fuerte y
decisiva respuesta conjunta surcoreana y americana”.
Sin embargo, tantos los
aliados como los enemigos están cuestionando la capacidad de Estados Unidos
para cumplir sus promesas de seguridad.
Las amenazas de Corea del
Norte provocaron que la administración Obama diera recientemente marcha atrás
en algunas de sus reducciones de la defensa antimisiles, pero eso ni de lejos
es suficiente. Las reafirmaciones por parte de la administración de que Estados
Unidos se puede defender a sí mismo y a sus aliados en realidad contradicen al
vicesecretario de Defensa, que advirtió de que el embargo de fondos tendría
efectos devastadores sobre las defensas de Estados Unidos en el Pacífico.
El tan anunciado “pivote
hacia Asia” de la administración Obama no ha sido más que retórica sin
recursos. Las afirmaciones de que Estados Unidos estaba “de vuelta en Asia”
quedaron debilitadas por una estrategia de defensa guiada por el presupuesto,
que dejó a las fuerzas armadas sin dinero y que puso en duda la credibilidad y
resolución de Estados Unidos.
Las necesidades defensivas
deberían ser las que guiasen el presupuesto de defensa. Se necesita revertir la
mayoría de los recortes del presupuesto de defensa para garantizar que las
fuerzas americanas son capaces de cumplir con aquello que se les pida.
Puede que Corea del Norte
esté de nuevo fanfarroneando, después de incontables amenazas que no han venido seguidas de acción
alguna, el mundo se pregunta cuándo creérselas.
Me
viene a la mente la Fábula de Esopo, el pastor y el lobo, tanto gritar:
"¡Que viene el lobo! ¡El lobo!", que ya nadie le hacía caso, no
obstante, un día, vino el lobo y se comió todas las ovejas sin encontrar
ninguna resistencia.
¿Abra
llegado ese día?
Moraleja: A un mentiroso no lo
cree nadie ni cuando dice la verdad.
JClemente
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