La situación real de España
La concepción de la
vida como un sueño es muy antigua, existiendo referencias en el pensamiento
hindú, la mística persa, la moral budista, la tradición judeo-cristiana y la
filosofía griega.
Según Platón, el
hombre vive en un mundo de sueños, de tinieblas, cautivo en una cueva de la que
sólo podrá liberarse tendiendo hacia el Bien;
únicamente entonces el hombre desistirá de la materia y llegará a la luz.
El influjo de esta
concepción platónica en la obra es evidente: En la obra de teatro La vida es sueño
de Pedro Calderón de la Barca. En ella, Segismundo vive en un principio dentro
de una cárcel, de una caverna, donde permanece en la más completa oscuridad por
el desconocimiento de sí mismo; sólo cuando es capaz de saber quién es,
consigue el triunfo, la luz.
Más reciente la película Matrix, destaca por
mostrar el concepto clásico de la filosofía sobre si el mundo que nos rodea es
real o ficticio.
Yo me encuentro en estos
momentos preguntándome, ¿estoy soñando o despierto?, ¿esto es real o una ficción?
España no debería recibir
más dinero sin que se cambie a fondo el sistema político y económico, hoy en
manos de una oligarquía política aliada con la oligarquía económica y
financiera, y sin que se aumente la participación ciudadana
real en las decisiones políticas.
Para no perpetuar la crisis
y endeudar a los españoles durante generaciones, el Gobierno español debe reformar a fondo la administración
de las comunidades autónomas, las diputaciones, las mancomunidades y los ayuntamientos, en su mayoría en
bancarrota y completamente fuera de control, sometiendo a referéndum el modelo de Estado. Este tema es la
clave del futuro de España, porque
las regiones, ayuntamientos y diputaciones son los responsables de los dos
tercios del gasto público - 234.000 millones frente a 118.000 el Estado en 2011, excluyendo
la Seguridad Social - 23.000 millones, y este gasto se
realiza en condiciones de descontrol, despilfarro y corrupción totalmente
inaceptables.
Las razones verdaderas de la crisis
del país, en consonancia con lo dicho, nada tienen que ver con
salarios demasiado altos - un 60 % de la
población ocupada gana menos de1.000 euros/mes, pensiones demasiado altas - la pensión
media es de 785 euros, el 63% de
la media de la Unión Europea o pocas horas de trabajo, como se ha
trasmitido a veces desde Alemania.
A España tampoco le falta talento, ni capacidad empresarial
ni creatividad. Tiene grandes pensadores, creativos, ingenieros, médicos
excelentes y gestores de primer nivel.
La razón de la enfermedad de España es un modelo de
Estado inviable, fuente de todo nepotismo y de
toda corrupción, impuesto por
una oligarquía de partidos en
connivencia con las oligarquías financiera y
económica, y
con el poder judicial y
los organismos de control a su servicio.
En España no existe separación de poderes, ni independencia del poder judicial, ni los diputados representan a los ciudadanos, solo a los partidos que los ponen en una lista.
Las ayudas para España, no deben ir a bancos ya casi en bancarrota y
fuertemente politizados. En la CAM, el Gobierno
ha comprometido 16.000 millones de dinero público en lugar de
cerrarla; en Bankia, 23.000, y el Ejecutivo acaba de darle 5.000 millones urgentemente para cubrir pérdidas
en vez de cerrarla, y además de forma tan extraña que despierta todo tipo
de recelos. Es lícito suponer que la razón es la siguiente: los bancos no quieren
que la UE investigue sus cuentas.
Control estricto y duras condiciones: Esas condiciones no
pueden solamente representar recortes sociales o subidas brutales de
impuestos, como hace ahora el Gobierno de Mariano Rajoy con la excusa de Europa.
Se tiene que hacer más
cosas en España que cortar gasto
social, que de todos modos es mucho más bajo que en Alemania, y hay otros gastos infinitamente más
relevantes que se pueden eliminar.
No puede permitirse por
más tiempo este nivel de corrupción, y menos aún a 17 regiones funcionando como estados
independientes, con todos los organismos multiplicados por 17, desde 17
servicios meteorológicos a 17 defensores del pueblo, con 200 embajadas, 50
canales de TV regionales en pérdida, 30.000 coches oficiales o 4.000
empresas públicas que emplean a 520.000 personas, creadas específicamente
para ocultar deuda y colocar a familiares y amigos sin control ni
fiscalización alguna. En conjunto, unos 120.000
millones, equivalentes al 11,4% del PIB, se despilfarran anualmente
en un sistema de nepotismo, corrupción y falta de transparencia.
Esto se tiene que
acabar, entre otras cosas, porque ya no hay dinero. Los últimos datos de las
cuentas públicas conocidos son escalofriantes.
El tema del déficit público es algo que roza la ciencia ficción,
y que ilustra perfectamente la credibilidad de los dos últimos gobiernos
de España.
Es frustrante que a
causa de este sistema oligárquico nepotista y corrupto se destroce talento y
creatividad y que ahora muchos jóvenes se vean forzados a trabajar fuera,
muchos en Alemania.
Esa situación nos ha llevado a una distribución
de riqueza que es de las más injustas
de la OECD. La
antaño fuerte clase media española está siendo literalmente aniquilada.
Resumiendo: no es una falta de voluntad de trabajo y sacrificio de la ciudadanía, como se
piensa tal vez en algunos países del norte de Europa, lo que hace que España sufra la peor crisis económica de su
Historia, es el sistema
corrupto e ineficiente que creo la casta política incompetente que tenemos en España, y no
les tenemos que dejar que arruine
a la nación para varias generaciones.
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